La enfermedad de Crohn es
una patología crónica recurrente de carácter autoinmune, es decir, en
la que el propio sistema inmune ataca a los órganos del afectado
causándole inflamación. Una enfermedad en la que las lesiones pueden
localizarse en cualquier punto del tracto gastrointestinal –esto es,
desde el esófago hasta el recto– y que deteriora notablemente la calidad
de vida del paciente, llegando incluso a reducir su esperanza de vida.
En
el caso de los pacientes con Crohn en los que no está indicada la
cirugía, el tratamiento consiste en la administración de fármacos
inmunosupresores o en el trasplante de células madre hematopoyéticas
–esto es, células madre formadoras de sangre–. Sin embargo, y según
muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Queens Medical Centre de Nottingham (Reino Unido) y publicado en la revista «JAMA»,
este tipo de trasplante no solo no resulta eficaz para erradicar la
enfermedad, sino que se asocia con numerosos efectos secundarios.
Como
explica Christopher J. Hawkey, «en nuestro estudio fueron muy pocos los
pacientes en los que se logró erradicar la enfermedad, por lo que se
puede concluir que el trasplante de células madre hematopoyéticas no es
eficaz a la hora de alterar la historia natural de la enfermedad de
Crohn. Por tanto, sugerimos que el uso de este tipo de trasplante no se
realice en la práctica clínica y se limite a los ensayos clínicos».
Para
llevar a cabo el estudio, los investigadores llevaron a cabo un
trasplante autólogo –es decir, del propio paciente– de células madre
hematopoyéticas en 23 pacientes con enfermedad de Crohn no operable y
resistentes al tratamiento con inmunosupresores. Y posteriormente,
compararon los resultados con los obtenidos en un grupo control con
otros 22 pacientes.
Todos
los participantes en el estudio, llevado a cabo en 11 unidades de
trasplante de hospitales europeos, tenían una edad entre los 18 y los 50
años.
Los
resultados mostraron que, transcurrido un año desde la intervención, el
trasplante de células madre hematopoyéticas se asoció con una tasa de
remisión –o erradicación– de la enfermedad similar a la del grupo
control. Además, el índice de actividad de la enfermedad de Crohn a los
tres meses también fue igual para ambos grupos.
Es
más; el trasplante de células madre hematopoyéticas se asoció con un
mayor número de efectos adversos graves: 76, por 38 en el grupo control.
De hecho, un paciente sometido a trasplante falleció a causa de los
efectos secundarios. Así se explica que la cifra de participantes
sometidos a trasplante que tuvo que abandonar el tratamiento
prácticamente triplicó la del grupo control –61 frente a 32.
En
definitiva, como concluyen los autores, «es posible que la remisión
sostenida tras el trasplante de células madre hematopoyéticas requiera
del mantenimiento de terapia de inmunosupresores. Y es también posible
que el trasplante posibilite que los pacientes respondan a tratamientos
ante los que no había respuesta previa. Sea como fuere, la principal
barrera para el trasplante de células madre hematopoyéticas en el
paciente con enfermedad de Crohn es la toxicidad, por lo que deben
identificarse los factores de riesgo de los efectos adversos para
posibilitar que esta intervención sea útil en un futuro».
Más info en: BLOG CIENTÍFICO DE CÉLULAS MADRE http://pvalero-criocord.blogspot.com.es/search?updated-min=2015-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2016-01-01T00:00:00-08:00&max-results=50
No hay comentarios:
Publicar un comentario